Perdidos

Inestabilidad en mi cuerpo, se mueve de izquierda a derecha sin cesar. Una tenue luz entrando por la ventana a mi derecha, me pierdo y despierto en un nuevo universo. Un universo llena de criaturas mágicas, donde encuentro rostros familiares, donde veo colores inexistentes. Donde el dolor de la perdida juega un rol fundamental. Te pierdo hermano mío, no te encuentro en ningún lado. Trato de entender donde estas. Analizo mis fallas como cuidador, me culpo, me castigo repetidamente. Busco en el otro una ayuda. La desesperación me entorpece, me vuelve ciego y sordo. No veo las traiciones a mí alrededor. El caos es inevitable. Tus padres desaparecieron, era el único en quien confiabas y te perdí. Te falle. Siento la luz en mi rostro y mi inconsciente me frena en ese mundo tan real, me idiotiza. Mi cuerpo vuelve a ese estado de movimiento constante. La mente sigue funcionando, necesito un abrigo para dejar de sufrir. El frio recorre mis pies. Ya están congelados. Me encuentro en el limbo. Fluctuó entre dos mundos, juego en dos realidades distintas. Me siento confundido. Caí en las artimañas del universo. Sigo sin encontrarte, lloro por tu ausencia, ya no entiendo que fue lo que sucedió. Me debo ir hermano mío, y necesito verte una vez más. No te puedo abandonar pero pronto mi trasporte me hará abandonar este mundo fascinante y peligroso. Ya no tolero el frio, ya avanzo, me carcome el abdomen como un gusano. Pronto llegara a mi cabeza y se perderá la confluencia. Debo encontrarlo. Ya piso mi transporte, ya mi cuerpo no aguanta más en este mundo. Debo irme, lo siento hermano, te debo abandonar, perdóname.

Veo un cuerpo liviano y diminuto que es alzado en el horizonte. Te veo caer, despego mis muertos pies del transporte y corro, corro como si ya no hubiera un mañana, como si mi vida dependiera de aquella corrida. Donde la adrenalina me hacía olvidar las bajas temperaturas. Llego hasta vos, te abrazo, veo tu rostro mojado, empapado por las lágrimas saladas. Lloramos. Casi te abandono hermano. El frio ya llego a mi cabeza. Me hizo abandonar de una patada en el esófago aquel mundo onírico, la creación fidedigna del inconsciente una vez más me hizo confundir los sueños de la realidad. Aun me siento perdido. Aun te siento lejos de mí. Te sigo tratando de buscar, trato de no abandonarte pero el destino es un transporte que no frena. Lo siento hermano. Te voy a seguir buscando bajo las penumbras.

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